domingo, 27 de septiembre de 2015

Hemorragia

Los lunes están predestinados a los infortunios.
La mañana empezó con un llamado que a esta altura del partido ya dejó de ser inesperado. "¡¡¡VIÑALES!!! ¡¡¡Venite YA!!!" gritó María Eva  y cortó asumiendo que me encontraba en plena predisposición. Me ahorré la devolución de llamada. la discusión can la Irakí y el desayuno paupérrimo que debía prepararme con los restos de los demás desayunos y partí para la escuela.
Llegando el portero me hace una mínima señal que indicaba que el día venía atravesado. Llegué a la dirección y sin mediar saludo María Eva me gritó "¡¡¡Pasá Viñales!!!¡¡¡Cerrá la puerta por favor!!!". La frase "por favor" en boca de María Eva, significaba que los problemas habían empezado.
De espaldas a mí, había un niño de guardapolvos que no pasaba los 9 años. Razón por la que no me maltrataba más María Eva creí que era la presencia de un alumno, aunque nunca dudó en llamarme inútil frente a toda la escuela o inoperante delante de los miembros del Consejo Escolar. "Mirá lo que pasó" me dijo y giró violentamente la cabeza del niño casi al punto de desnuque. Nada raro veía en la cara del niño, tenía ambos ojos , sanos, la frente sin costuras ni tajos, ningún moretón y la boca no sangraba. Nada raro, salvo un hilo que salía de una de las fosas nasales. "¿Que es ese hilo que sale de la nariz del nene?" pregunté inocente. "¡Este imbécil se estaba agarrando a empujones con los del C , que son lo peor de la escuela, y empezó a sangrarle la nariz! ¡Y resulta que a la microcéfala de Plástica se le ocurrió meterle un tampón para parar el sangrado! ¡El tampón se le hinchó y ahora no le sale , ni sangre ni el tampón! ¿¿¿¡ENTENDES LA SITUACIÖN VIÑALES!???"
Casi estuve a punto de ir a la sala de plástica a pedirle dos tampones para los oidos, pero si la profesora tenía tampones encima, supongo que el ánimo no estaba para jodas.
Al pibe no le quedaban ganas ni de llorar, se ve que el tampón tambien le chupó las lágrimas, supuse, como dicen que la nariz y los ojos están medio interconectados, pero había que ponerle acción a la situación. Empecé a tirar suavemente del hilo y se salió dejando el resto del tampón dentro de la nariz del chico. Miré en este orden, al hilo, al chico y a María Eva y percibí que se hacía la boluda. Un microsegundo después , mutó para gritar "¡¡¡QUE HICISTE VIÑALES!!! ¿Y AHORA? ¿COMO LE SACAMOS EL TAMPON AL ALUMNO?" Me guardé para mí la suposición de que María Eva ya había intentado la maniobra del tirón y rompió el tampón, así que lo acomodó, retó al chico para que no llore más y me llamó por teléfono.
Fui hasta la secretaría a buscar algo que me pueda ayudar, si me hubieran avisado a casa de este trance me hubiera traido una pinza de punta o algo. Así que improvisamos y me armé con una abrochadora, una tijerita y tres alfileres de gancho una suerte de instrumental quirúrgico digno de las películas El juego del miedo . Le pedí a María Eva que le tape los ojos al chico para que no se impresione con los elementos cortantes. Buscó un pañuelo enorme que siempre usa para cuidar la garganta con la que me vive gritando, y se lo puso en los ojos. Cuando agitó la tela, desprendió un sinnúmero de partículas y un horrible hedor a perfume adulterado que nos sacó lágrimas a todos. Estaba recuperando la visión cuando veo que el alumno comienza a convulsionar arqueándose hacia atrás y adelante. "¡María Eva!¡Estás asfixiando al pibe" le grité. Lo soltó con violencia y el pendejo estornudó una tonelada de moco, dos litros de sangre y un tampón OB mini. Todo eso fue a parar directamente a mi cara.
"¡Lo salvé! Yo sabía que iba a encontrarle la solución. ¿Viste Viñales como se lidia con un problema? Aplomo y acción." me gritó María Eva y agarrando al nene de un brazo salió a contarle esto al portero de la mañana, que era como contárselo al mundo.
Me limpié la cara con un pañuelo y me fui a casa.
Tres días después, cuando volví a casa de trabajar, la Irakí sin mediar palabra me dio una cachetada y me miró como esperando una explicación. Tres segundos después, me acomodó otra cachetada y se fue al comedor. Cuando se corrió, vi que arriba del lavarropas estaba la camisa que usé el lunes ...Y el tampón perdido.