miércoles, 29 de abril de 2015

La recorrida de los jueves

Los caminos de la decepción son tan rebuscados a veces.
Empezaba el mes y como todos los comienzos, tenía que hacer una recorrida por la escuela para ver que hacía falta. Aproveché que los chicos estaban en hora de clase para ver pasillos, patio y oficinas y dejar para lo último los salones y la portería.
Con una suerte de libreta empecé la recorrida. Nada fuera de lo común hasta ahora nada grave, un par de tubos fluorescentes que parpadeaban y dos baldosas flojas eran una victoria épica en la historia de las asociaciones  cooperadoras. Con el pecho hinchado y la impresión que todo iba sobre ruedas, subí a la planta alta. Del gabinete psicopedagógico se escuchaba un murmullo. Pensé que se trataba de algún chico que tenía una cita con la profesional y me pareció inoportuno interrumpir así que muy despacio miré por la ventanita el estado de los tubos fluorescentes y a rasgos generales la puerta y el mobiliario. Estaba en eso cuando veo a la psicopedagoga curándole el empacho a la señorita Yvonne, que no paraba de eructar. Como en trance, seguí mi camino y en un saloncito destinado a guardar las banderas y demás elementos patrioticos, estaba una de las tantas docentes que tienen tareas pasivas mensajeando con el celular. Levantó la vista y cuando me vio, borró la sonrisa tornandola e una mueca de odio y cerró la puerta con violencia. Cuando volví a mis cabales anoté "dos bisagras y un cierre hidráulico nuevos". Llegando al salón de primer grado, los gritos de la señorita Lucrecia se hacían más nítidos y fuertes. Alcancé a oir "¿¿¿Ustedes se creen que una hace paro para rascarse o para ir a pasear o de vacaciones??? ¡No señor! ¡Diganlé a sus padres que tenemos los sueldos más bajos del mundo! ¡Y si alguno no está de acuerdo o piensa pelotudeces como que nosotras tenemos vacaciones de invierno o tres meses en verano, que venga y que agarre el guardapolvo si la ve tan fácil! ¡Se piensan que una se rasca la argolla en la casa! ¡Toda la noche estuve corrigiendo estas pruebas de mierda! ¡Y como salieron todos como el culo la tengo que volver a tomar!". Con miedo golpeé la puerta y se escucharon los taconazos acercándose. Abrió con violencia y su cara se iluminó con una sonrisa "¿Cómo le va Viñales? Pase pase...¿Viene a traer tizas?". Los chicos aún estaban temblando cuando los saludé. Sus ojos me pedían auxilio y pensé en llevarmelos al patio con cualquier excusa cuando la seño Lucrecia me cortó "¡Viñales! ¿Trajo tizas o no?".
"Ehh sí, las tengo en el gabinete. En realidad venía a ver si andaban los calefactores ya que viene el frío y hay que ir previniendo." me excusé. "¡Pero Viñaaaaaaaaales! Los chicos no tienen NUNCA frío ¿No es cierto chiiiiiiiiicos? No pierda su tiempo Viñales. Vaya y traiga tizas, que con eso sólo los docentes podemos educar. Vaya. ¡Muchas gracias! ¡Chicos! ¡Saluden al señor Viñales!"
"Hasta luego señor Viñales" murmuraron con el mismo tono que que la parte del himno que dice "...ya a su trono dignísimo abrieron...".
"Chau chicos" me despedí y la sonrisa de Lucrecia parecía desfigurarse mientras me acompañaba a la puerta del salón. Cuando crucé el límite estrelló la puerta atras mío dejándome al borde del infarto. Anoté dos bisagras más y otro cierre hidráulico mientra empezaba de nuevo el reguero de gritos de Lucrecia.
Me fui para los baños para terminar la recorrida y anoté dos tablas rotas de inodoros para chicos, una canilla FV florencia, una jabonera de pared, y cuando llegeba al baño para chicos discapacitados misteriosamente lo encontré cerrado. Raro, pensé, eue yo sepa no había chicos con necesidades especiales en ese año pero puede pasar que algún chico nuevo esté pensando en venir, y justo esté en el baño, que se yo...puede ser, pensé. Así que seguí con el baño de las nenas, anoté lo que estaba para mejorar y despues de 10 minutos volví al bañito de discapacitados. Seguía cerrado. Por las dudas que haya alguien descompuesto golpeé la puerta y como respuesta se escuchó un fuerte estruendo como si algo o alguien se hubiera desmayado. "¿Estás bien nene? ¡Correte que entro!" le gruté mientras con el hombro tiraba abajo la puerta. Ahí estaba el portero en bolas con una revista pornográfica en la mano atrapado entre el inodorito y el bidet. Había quedado enganchado entre ambos y no salía para ningún lado. "¡Viñales, boludo! ¿por qué no pregunta antes de entrar así hombre? ¡Me hice mierda! ¡No puedo levantarme !¡Estoy atrapado!" me gritaba el portero desde el piso con el culo apuntando hacia la puerta y ambos brazos estirados por detras del inodorito. Las revistas pornográficas estaban tiradas por el piso y mi cabeza se debatía entre juntarlas y tirarlas a la mierda o ayudar a salir al portero con el riesgo que se haya quebrado en la caída. No podía cerrar la puerta ya que la había roto (sí, ya sé, dos bisagras más) así que tenía que hacer algo rápido.
Estába en eso cuando sonó el timbre del recreo...Lo último que escuché antes de desconectarme fue el griterío de los chicos que entraban corriendo al baño. Despues se puso todo oscuro.